MAIMÓNIDES |
* Que ni la avaricia, ni la mezquindad, ni la sed de gloria ni de alta reputación, halaguen mi mente... porque los enemigos de la verdad y la misericordia podrían fácilmente engañarme y hacerme olvidar mis elevadas miras de hacer bien por tus hijos.
* Que jamás vea yo en el paciente otra cosa que un compañero en el dolor.
* Concédeme siempre fuerza, tiempo y ocasión para corregir lo adquirido... para hacerlo siempre mejor porque la sabiduría es infinita y el espíritu del hombre puede siempre acrecentarla infinitamente con nuevos esfuerzos.
* Hoy puede descubrir sus errores y mañana obtener una nueva luz sobre aquello mismo de que hoy se cree seguro.
* Oh, Dios!... Tú me has escogido para vigilar por la vida y la salud de tus criaturas: heme aquí dispuesto a seguir mi vocación!».
MAIMÓNIDES
Médico cabecera del sultán Saladito.
Ciudad de Córdoba. Península Ibérica. Año 1185.
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